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Hace 10 años el cineasta Michael Bay desarrolló una película de acción y ciencia ficción basada en la línea de juguetes de Hasbro, ‘Transformers’ (2007),la cual fue todo un éxito. Con el paso del tiempo han surgido hasta 5 films de esta saga, que la crítica constantemente ha ido rechazando, aunque otros la han adorado por sus magníficos efectos visuales de CGI, cámara lenta (slow-motion) o simplemente por tratarse de una franquicia claramente ‘palomitera’.

En esta ocasión, Optimus Prime se ha ido, dejando el destino de la Tierra en peligro, ya que los extraterrestres de metal y los humanos se encuentran en guerra. La clave para salvar el futuro de la humanidad se encuentra enterrada en los secretos del pasado. Un héroe y su peculiar equipo, deberán hacer frente a la amenaza mientras tratan de descubrir dónde se encuentra.

‘Tranformers: El último caballero’ repite el mismo patrón que sus predecesoras, combinando escenas rápidas, pirotecnia en grandes cantidades, movimientos de cámara imposibles y añadiendo leyendas cotidianas o construcciones históricas. Sin embargo, este despliegue de recursos habituales acaba cansando y es absurdo estirar tanto la burbuja. Es evidente que en pequeñas dosis funciona y es de agradecer encontrar estos elementos intercalados entre tramas más dramáticas.

La película en cuestión dura 150 minutos, en los que la trama se va enroscando sobre sí misma para sorprender con un par de giros de guion y situaciones poco relevantes, pero al ir acompañadas de una intensa acción, la hacen puro entretenimiento, eso sí, superfluo, ya que una vez finaliza poco permanece en la cabeza del espectador.

Quizás el valor añadido es la presencia del gran Anthony Hopkins, el cual sorprende en un film de este calibre y pese a su papel bastante olvidable, el rato que pasamos con él en escena es de agradecer, alejándonos del protagonista y héroe que no se desprende de su humor simple y desencajado y de su chulería innata, es decir de Mark Wahlberg, el cual repite papel siguiendo los cánones y directrices que dictan este tipo de largometrajes.

En definitiva, Bay pretende que el espectador pase un buen rato y devore su bolsa de palomitas, para ello es mejor dejar de lado los detalles inverosímiles y dejarse llevar en este caótico entresijo de metal en el que hay elementos buenos y malos. Al fin y al cabo, no deja de ser ciencia ficción.

Lo mejor: La mezcla de leyendas con extraterrestres es original. Es ideal para fans de la saga.

Lo peor: Se reitera ofreciendo un producto caduco explotado a la enésima potencia.

Baldómetro: Regular 2,5/5