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Una cantante de ópera mundialmente famosa (Julianne Moore) es contratada para cantar en una mansión de un país sudamericano en un concierto privado donde asistirán empresarios, políticos y supuestamente el presidente del país. Durante el acto son atacados por una guerrilla que toma a los asistentes como rehenes para exigir la liberación de todos los presos políticos.

Basada en la novela de Ann Patchett, inspirada en el secuestro real ocurrido en Perú entre el 96 y el 97 por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru de 800 diplomáticos, militares y empresarios, en el que demandaban la liberación de 465 de sus miembros encarcelados, entre otras cosas. Ya de inicio el desarrollo se hace muy pesado ya que al haber personajes de varias nacionalidades tienen que utilizar un intérprete y oímos la versión original y la traducción. Las escenas de canto se nota demasiado que están dobladas.

Los actores parece que no tengan claro que están haciendo allí. Y todo ello nos va sacando de la película. El cautiverio durará meses en los que captores y rehenes, de repente, ya que no nos cuentan las razones, pasarán a ser compañeros, amigos y algunos de ellos hasta amantes.

La mansión en la que se encuentran se convertirá en una especie de academia de las artes en la que se enseñarán unos a otros ajedrez, canto, idiomas,… llegando a situaciones bastante ridículas. Quizá porque Paul Weitz está más acostumbrado a la comedia (American Pie, Ahora los padres son ellos) esta tragedia se le ha atragantado.

Lo mejor: Tiene una buena idea en un principio.

Lo peor: En general, todo un poco.

Nota: 2/5