Seleccionar página

Alain y Selena son pareja. Leonard y Valerie también. Selena y Leonard tienen un lío hace años. Alain es el editor de Leonard al que rechaza publicarle su última novela. En la editorial de Leonard han contratado a Laure, una nueva asesora con la que tiene una aventura, que tiene que impulsar la edición digital.

Todas estas idas y venidas de parejas se sitúan en la parte terrenal del argumento, llevadas sin ningún dramatismo, ni culpas judeocristinas, gracias a dios, y con bastante normalidad. Como justifica Selena (Juliette Binoche) que sospecha que Alain (Guillaume Canet) se está viendo con otra persona, el no querer confrontarlo no es hipocresía, es llevar veinte años casados.

Adaptarse a las nuevas situaciones. En la parte teórica y dialogada, porque diálogos rápidos y conversaciones no faltan, se centran en el mundo de los libros, su paso del papel al e-book hasta el audiolibro recitado por actrices famosas, que proporciona uno de las ocurrencias más divertidas a la que se presta Juliette Binoche, aunque no es la única.

Entre quedadas para cenar, comer, desayunos y cafés se van encontrando unos personajes con otros hablando de lo analógico y lo digital, el cambio que generan las redes sociales, ¿la inmediatez es un valor?, ¿es el final de la crítica?, ¿un tweet puede ser literatura? Sin llegar a una verdad absoluta cada uno da su punto de vista.

Leonard (Vincent Macaigne) ha basado todas sus novelas en su vida real y parece que bastante literal y reconocible, es cuestionado en una presentación sobre si las personas objetos de su inspiración deberían cobrar derechos o incluso si como escritor tiene derecho a usar la vida real de otras personas, todo esto más en el modo indignados en Twitter que en una conversación real.

Comedia al servicio del divertimento de su director y del espectador, rodada con una textura de libro impreso que no digital, más cerca de las conversaciones de ‘Las horas del verano’, más dramática, que de su fascinante ‘Personal Shopper’ o ‘Viaje a Sils María’. Aunque siempre contraponiendo el pasado con el presente y el futuro.

Lo mejor: Divertimento que da para tertulia durante una buena cena con los amigos.

Lo peor: Que pueda parecer demasiado sesuda.

Nota: 4/5