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¡Gracias, Ryan Reynolds! Muchísimas gracias, de verdad. Desde que se estrenó la primera entrega de esta magnífica e hilarante saga de Marvel el 14 de febrero de 2016, no he parado de pensar en ella ni un segundo. Y, por fin, después de dos años, tres meses y cuatro días, se estrena la segunda para deleitarnos, según el mismísimo Wade Wilson, con…¡chimichangas para toda la familia!

La dirección torna un cambio con la adición de David Leitch (‘Atómica’ (2017), ‘John Wick’ (2014)), mientras que el equipo guionista continúa siendo el mismo, Rhett Reese, Paul Wernick y, cómo no, Reynolds. Sin embargo, se percibe un cambio en el enfoque del guion y el desarrollo de la trama, ya que en la primera entrega contábamos con un cierta profundidad y un mayor desarrollo de los personajes.

En esta segunda, se da más importancia a las referencias musicales y cinematográficas, sobre todo, hacia el propio mundo de Marvel y DC, e, incluso, a película en sí. Estos guiños establecen una conexión entre Deadpool y los espectadores generando una complicidad desternillante. Cada escena que pasa, es mejor que la anterior; la historia sucede con ritmo y dinamismo y se centra principalmente en la gran depresión de Deadpool después de un devastador enfrentamiento que lo hunde y en la aparición de un nuevo personaje que viene del futuro y quiere matar a un mutante adolescente enfadado con el mundo.

Obviamente, todo esto viene acompañado de la maravillosa voz en off de Deadpool para darle aún más descaro y chulería a la trama. Pero la música no se queda corta para nada, porque Tyler Bates se encarga de acompañar los piños y las tonterías ingeniosas con las canciones adecuadas, siempre ofreciendo el toque musical adecuado para cada ocasión. Sobre todo, recomiendo muy mucho quedarse a ver el largo hasta el infinito y más allá, hasta que los créditos terminen ya que hay algunas canciones bonus divertidas y originales.

En definitiva, si eres un cinéfilo y quieres reírte constantemente, este título es de vista obligatoria sin duda alguna. Pero, eso sí, no hay que tomárselo en serio como si fuera una película de Lobezno, sino como un regalo hilarante que nos hace Ryan Reynolds para seguir redimiéndose tras habernos obligado a ver ‘Linterna verde’ (2011).

Baldómetro: Muy Buena 5/5

Lo mejor: ¡Todo! Aunque si hay que escoger… igual me decanto por las escenas extras escondidas en los créditos, ya me entenderéis cuando la veáis.

Lo peor: Quizás… lo débil y superficial que resulta la trama.