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La película El ritmo de la venganza plantea un thriller de espionaje que gira entorno a una historia de venganza muy cruda. Podría ser equiparada a otros títulos como la reciente Anna, Red Sparrow o Colombiana, pero con su propio estilo narrativo, lo cual puede hacer que sea un film con diferentes matices y sorprender, sin embargo, le acaba perjudicando en cuanto al ritmo y montaje. También podríamos buscar el origen de este subgénero en la Nikita de Luc Besson, con la mujer reconvertida en mercenaria y asesina a sueldo.

Parte de la base de la mujer empoderada que buscar calmar su sed de venganza a cualquier precio, puesto que no tiene nada que perder. Su fuerza y magnetismo la atraen hacia una espiral repleta de complots y giros argumentales que mantienen la intriga, pero que el desarrollo, el montaje y el constante cambio de emplazamiento acaba haciendo mella y convirtiéndose en un producto bastante mediocre en el que sólo dan la talla sus actores protagonistas: Blake Lively (The Shallows o Café Society) y Jude Law (GATTACA o serie The Young Pope).

La trama se centra en Stephanie Patrick (Blake Lively) que sufrió la pérdida de toda su familia en un accidente aéreo. Un día, descubre que no fue un accidente sino que alguien lo provocó, así que tomará la decisión de dar sentido a su vida buscando al culpable con tal de vengar la muerte de su familia y calmar su sed de venganza, pero no será fácil, ya que ello implicará adentrarse en una peligrosa misión.

El film está repleto de clichés, todos los elementos son los clásicos para acabar convirtiendo sus intenciones en lo esperado sin más dilación. Es más, en un punto de la película el propio Jude Law le dice a ella que lo que la mueve para consumar su venganza no es más que un cliché, ya que su trágica historia: la pérdida de la familia, acabar como prostituta y no quedarle nada en la vida que perder, no son más que los argumentos típicos y tópicos de este tipo de género.

Esta frase tan irónica podría servir para pronosticar que la película acabaría distanciándose de lo común, pero acaba siendo lo que se anuncia desde un principio. Si que es cierto que ofrece algún pequeño giro y durante su visionado mantiene la atención ante posibles sorpresas.

Pero la velocidad a la que avanza y la cadencia a la que lo hace acaba por pasar factura, es lento, inconexo y confuso, el espectador acaba por perderse de las localizaciones en las que se encuentra su protagonista o el porqué de sus viajes, cosa que podría arreglarse con un simple texto informativo en la parte inferior, como la mayoría de films hacen (a veces hasta de manera reiterativa, pero mejor que sobre a qué falte).

Otro detalle, es que para lograr entrenarse la protagonista deberá cumplir una serie de misiones secundarias, sin ningún tipo de valor argumental, algo que en un videojuego tiene sentido, puesto que tu mismo eres el jugador, pero en la gran pantalla carece de sentido. La mejor parte, podría ser su introducción, cómo se plantea su drama y cómo empieza a descubrir e investigar el quid de la cuestión.

En definitiva, es un producto que entretiene pero que los seguidores del género de venganza acabará por aburrir puesto que carece del ritmo frenético y a contrarreloj al que nos tiene acostumbrado.

Lo mejor: La interpretación de Blake Lively, que se vuelca en las diversas fases por las que pasa su personaje.

Lo peor: Curiosamente, el ritmo de la historia es muy pausado e inconexo.

Nota: 5 / 10