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Ya sólo con el trepidante prólogo de la niñez de Diana en Temyscira sabemos la moraleja de toda la película: lo que importa es la verdad. Esa brillante y auténtica verdad; nada de mentiras. Así que voy directo: ‘Wonder Woman 1984’ es una decepcionante secuela. De verdad de la buena.

Y eso que esta segunda parte tiene una interesante premisa que los de Warner (o quien sea) han sabido ocultar en los trailers, pero claro, está tan mal ejecutada que la película acaba siendo incoherente, desequilibrada y con graves problemas de ritmo.

Tras una breve escena de acción en un centro comercial donde nos empapamos del ambiente ochentero, la cinta se tomará su tiempo en presentar a los personajes nuevos con los que no llegas a conectar debido a su caricaturización. Se trata de un tercio de película que se hace largo, con el que te llegas a aburrir y hasta donde te preguntas si estás viendo una película de superhéroes.

No es hasta que regresa el carismático Chris Pine (de una forma bastante coherente con la premisa) que no te vuelve a picar el gusanillo. Ahí se demuestra que la pareja Gadot-Pine sigue estando en forma y en esos minutos veremos los momentos más amenos/divertidos de Pine descubriendo los años 80 con sus looks raros, futones, escaleras mecánicas o riñoneras con la bandera estadounidense.

Serán los únicos momentos de humor ya que el drama será constante a medida que el conflicto de los personajes vaya creciendo hasta alcanzar tamaño apocalipsis con una ‘hasta lo ovarios de todos’ Kristen Wiig y un pasado de vueltas Pedro Pascal que cumplen con sus excesos. Pero ahí también la trama se vuelve más enredada y carente de sentido para acabar en un final azucarado donde se pelean los agujeros de guión y la emoción.

Gal Gadot vuelve a ser ese ser luminoso y esperanzador que necesita la humanidad pero ahora explorando sus debilidades y dudas como marca el buen drama. La carga emocional de la guerrera amazona nos hará ponernos en su pellejo y decidir con ella sobre si ser egoísta tener los más profundos deseos o dejarlos escapar por un bien mayor. Sí, como os podréis imaginar el mensaje moralino está muy presente. Demasiado.

Pero a ver… ¿hay cosas buenas o no? Claro que sí. Las (pocas) épicas escenas de acción al son del musicote de Hans Zimmer y de unos efectos especiales mejorados, están bien paridas tanto en las coreografías como en la dirección de Patty Jenkins. Y da igual que sea una secuela regulera, estoy seguro que llenará, a pesar del aforo reducido, esas salas de cine que tanto necesitan estos blockbusters.

Otra cosa buena es que el enfoque feminista está muy presente y veremos en muchas ocasiones como el personaje de Wiig es atosigada por miradas y piropos de obrero de construcción de unos hombres más salidos que el palo de un churrero que se fijan en ella sólo por llevar minifalda, tacones y un vestido ajustado. Pero todo el puto rato. Es una buena forma de visibilizar lo que muchas tienen que aguantar y lo pesados que podemos ser los del cromosoma XY. CHAPÓ.

BALDÓMETRO: Regular (2,5/5)