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Madrugar un domingo es menos doloroso cuando tienes que ir a ver una película a Sitges. Bueno, y también porque era a las 10:30h que si fuera una de esas despertador a las 8h ya veríamos quien se despierta. Igualmente tuve que llegar corriendo y suerte que me guardaban sitio en la cola.

El cuarto día sólo tocaba ver la japonesa Beyond the infinite two minutes en la sala Tramuntana ya que el día enterito lo dediqué a la familia. Y mejor porque no soy nada fan de la Tramuntana y menos aún cuando había uno de los altavoces con un molesto ruido de estática. 

Pero bueno, lo importante fue que la película me flipó muy mucho y que finalmente pudo salir un buen sol por la tarde para frikear por Sitges con mis dos pequeñines.



‘BEYOND THE INFINITE TWO MINUTES’, ingenio y diversión con un bucle temporal

¿QUIEN LA HACE Y QUIEN SALE? Debuta en la dirección Junta Yamaguchi y cuenta con un reparto encabezado por Aki Asakura, Kazunari Tosa y Riko Fujitani.

¿DE QUÉ VA? Kato, el dueño de un café, se descubre a sí mismo en la pantalla de la televisión de su casa afirmando que lo que está viendo es su propia versión del futuro dos minutos después. Con la ayuda de clientes habituales y los vecinos, Kato empezará a explorar este fenómeno.

CRÍTICA | Este es el claro ejemplo de que con poco presupuesto, un guión brillante y una planificación meticulosa se puede hacer una pequeña joya de ciencia ficción. Yamaguchi toma el espíritu de ONE CUT OF THE DEAD pero con los bucles temporales. Y con eso os lo digo todo.

A simple vista puede parecer que la premisa de los dos minutos del futuro/pasado no puede dar mucho de sí, pero el guión es tan ingenioso y la puesta en escena está tan milimetrada que no dejas de sorprenderte cada 20 minutos. No cansa, no aburre y entretiene de lo lindo ya sea con filosofadas o con locuras sobre los viajes en el tiempo.

El pequeño reparto está fenomenal ya que conoceremos a unos personajes que desde el principio te enamoran y te contagian las ganas de diversión con las diversas situaciones delirantes que experimentarán con eso de probar el delay de los dos minutos. 

Su otro punto fuerte es su proeza técnica, ya que casi toda la película está grabada con un (falso) plano secuencia haciendo que las escenas tomen un cariz teatral que le da mucha frescura. Además, el hecho de estar en tiempo real nos ayudará a entender la narración del cacao de bucles temporales. No nos dolerá tanto la cabeza como si estuviéramos viendo Tenet (2020) pero hay momentos de estar muy despiertos.

Si hay que ponerle peros sería que hay escenas donde el conflicto está demasiado forzado y se riza el rizo demasiado, pero realmente no empañan un conjunto disfrutable, inteligente y sorprendentemente original. Y por cierto, tiene la duración justa y necesaria y lo más importante: sabe cuando poner el punto final.

BALDÓMETRO: Muy buena (5/5)